¿Oramos por nuestras novias?
- Raquel Neufeld

- 23 may
- 2 Min. de lectura
¿Alguna vez has sentido que tu trabajo es… solo tu trabajo?
¿Y si en realidad ese fuera el lugar donde Dios quiere encontrarse contigo? ¿Donde quiere trabajar contigo, ser tu socio? ¿Donde quiere brillar a través de ti?
Nosotros creemos que es así y en Neufeld Novias, tratamos de dejar que eso moldee todo lo que hacemos.
Somos una boutique de novias. Diseñamos vestidos, atendemos a novias, tomamos medidas, manejamos la parte no tan glamurosa del negocio y sí — a veces nos emocionamos con el encaje (bueno, muchas veces).
Pero lo que mucha gente no ve es que tratamos de incluir a Dios en todo lo que hacemos a través de nuestras oraciones, aveces pequeñas, aveces más grandes pero siempre intencionalmente y con el corazón. Le pedimos que guíe cada decisión. Porque realmente, no queremos hacer nada de esto sin Él, no tendría mucho sentido para nosotros. Y decimos “tratamos” porque siendo sinceros, tampoco somos perfectos.
No creemos en tener a Dios guardado en un rincón, en el devocional, o en un edificio, mucho menos dejarlo solo para los domingos. Él es quien nos dio la creatividad, la oportunidad, la energía y claridad para manejar este negocio.
Entonces, ¿por qué dejarlo fuera?
Tristemente, muchos cristianos viven vidas divididas. La iglesia por un lado. El trabajo por otro. Tal vez una oración rápida en el carro entre reuniones.
Pero si Jesús es Señor, lo es de todo. Incluyendo de nuestro lunes por la mañana.
El trabajo no es menos sagrado que el ministerio. Y un negocio puede ser una de las formas más poderosas de servir a Dios y servir a otros.
Así que… no, no necesitas un púlpito para tener un llamado.
Pablo no dijo: “Todo lo que hagan —menos los correos electrónicos y el papeleo— háganlo para el Señor.”
Él dijo: “Todo lo que hagan, háganlo en el nombre del Señor Jesús.”
Eso incluye redactar contratos, limpiar el baño, pensar en un nuevo diseño o cuadrar las cuentas y facturas.
Queremos ser el tipo de cristianos que viven su fe. No solo hablar de ella. No solo postear sobre ella, sino vivirla (me predico esto a mí misma mientras escribo este post).
Con Dios en el centro de nuestras ideas, de nuestro trabajo, de nuestra creatividad, y de nuestro servicio al cliente. Así es como creemos que debe verse la fe en los negocios.
Y no tienes que tener una boutique de novias para vivir así. Dios te dio tus propios dones, tu propio espacio. Tu propio llamado.
Dios te hizo a propósito. Te formó con talentos, detalles únicos, intuiciones y sueños. Nada de eso es al azar ni sucedió por accidente.
Y cuando caminas junto a Él en eso… ahí es donde está el verdadero sentido.
Dejemos de tratar la fe como si perteneciera a una cajita. Vivamos una vida completa, auténtica, con todo el corazón. Llevemos a Jesús a lo cotidiano, a los días comunes. Al negocio, a las reuniones, al arte. Incluso al caos.
Seamos la luz. No solo los domingos. Sino toda la semana.
Y si, también oramos por nuestras novias, las que conocemos y las que aún no.
Con ustedes en esto,
Zach & Raquel
Neufeld Novias






